Resulta curioso como todavía esos viejos dinosaurios luchan todavía por perpetuarse, totalmente desubicados e inadaptados para la época en la que entramos, donde el remix, es decir el abandono de la creación propia será sustituida casi en su totalidad por la remezcla.
Así pues nos encontramos, con legislaciones fuera de la realidad, más restrictivas que las de hace décadas, legislaciones que habrían imposibilitado obras maestras del arte contemporáneo como los montajes dadaístas o las serigrafías de Andy Warhol, iconos del pop-art y todo ello en un contexto donde la cantidad de contenido creado es inimaginable para la mente humana y sólo asimilables por la máquina.
Es una batalla perdida de antemano, un esfuerzo y una confrontación condenadas al fracaso y que demuestra la ineptitud de las personas al mando de ciertas instituciones. Instituciones rígidas y atemporales, incapaces de adoptar la flexibilidad y el enfoque «just in time» que caracterizan la época regida por las nuevas formas de comunicación.
La batalla la tienen tan perdida que es hora de comenzar a ignorarlos, a obviar sus comentarios y sus leyes, a prestarles cada vez menos atención, de mirar al futuro y olvidarnos del pasado, de moldear los nuevos tiempos en vez de confrontarnos con los viejos.